Escondido entre Lumbisi y San Francisco de Pinsha se levanta un majestuoso parque lleno de naturaleza, rodeado de quebradas, acantilados, enormes arboles autóctonos y una exuberante vegetación de la zona.
Es allí donde una gran cantidad de senderos se abren paso invitándonos a recorrerlos, a explorarlos; entregándonos un espectáculo con una mezcla del pasado y presente del sector. Allí donde algún día un humeante tren, con su fulgurante rechinar, se debió abrir paso entre los árboles, entre la naturaleza circundante y el aire puro de un lugar que hace hasta hoy respirar a Quito. Los rieles de ese tren duermen ahora en medio del camino, donde se despliega glorioso un recorrido perfecto para los ciclistas y los caminantes.
Y es ese mismo sendero el que no deja de sorprender. Atraviesa desde la sensación árida de secos acantilados y la naturaleza propia de la zona, pasando por abiertas áreas de recreación y caminata, hasta mágicos lugares oscuros, húmedos llenos de musgo y verdor, donde el camino te toma del pelo y te detiene para que lo aprecies, para que lo valores y te sientas parte de sus misterios.
Allí donde te sientes lejos de todo, en silencio, pero en medio de una comunidad que crece con relativa celeridad y que aún respeta el espacio que la tierra reclama para si, nos da la bienvenida el Parque Metropolitano de Cumbaya, un espacio para todos y de todos, donde se conectan las comunidades de Cumbaya, Tumbaco, Lumbisi, y por qué no, Nayon y finalmente Quito.
Es posible llegar en auto a un conveniente parqueadero, o en el bus que recorre la zona, o en bicicleta, o caminando, dependiendo de dónde uno se encuentre. Lo importante es llegar, el único riesgo es que luego uno se sienta incitado a volver, en más de una ocasión.