Autora: Ana María Carvajal
Empezó como un desfile de carros alegóricos por las calles de Amaguaña, organizado por un grupo de amigos que se autodenominó Club Ecuador. Por la forma en que la gente recibía a estos vehículos fue rebautizado como Corso de las Flores y Serpentinas. Y este domingo, a las 09:00, unas 2 000 personas de esta parroquia rural del suroriente de Quito saldrán desde el coliseo hacia la Plaza de las Diversidades. Así celebrarán el 60º aniversario de esta tradición, que nació por iniciativa del vecino Delfín Sosa Lobato. Sosa llamó San José a su pequeño camión, y un domingo de Carnaval lo decoró. Luego montó a sus hijos en el vehículo, mientras los niños y las familias les lanzaban flores y serpentinas. Entre los 30 grupos que desfilarán en esta edición especial del Corso de Amaguaña está el Ballet Latinoamericano Alma Misionera, fundado hace 13 años, en el barrio Cuendina. Ligia Nasimba, su coordinadora, recuerda que la idea nació entre los catequistas de la iglesia de Amaguaña, porque creían que hacía falta un grupo de baile en Cuendina. “No tenía ningún conocimiento de danza, pero me lancé con el apoyo de los seminaristas y conseguimos una profesora”.
Ahora, 30 personas -entre niños y jóvenes- ensayan siete horas semanales, los martes, jueves y domingos. En sus encuentros no solo practican ritmos ecuatorianos como los sanjuanitos, también han aprendido a bailar otras danzas latinoamericanas: tinkus, tobas y caporales bolivianos, que también son parte de las tradiciones carnavaleras del continente. Este año, Ligia y su hermana Verónica Nasimba, directora del grupo, decidieron rescatar la vestimenta tradicional de los habitantes de Amaguaña, inspiradas en los huasipungueros de la zona y en Mamá Olimpia, su abuela, quien hace cinco meses falleció, a los 90 años de edad. “Era de las últimas personas que usaban el traje autóctono de aquí, con anaco, camisón, chalina y sombrero de paño. Empezamos a reconstruir el atuendo y a recordar cómo era Mamá Olimpia y creo que su esencia está ahí”, dice. Sus prendas están adornadas por los tsímbalos (flor de la papa), que las mujeres de antaño bordaban en sus trajes. Los hombres, en cambio, usaban camisas y pantalones blancos, sostenidos por fajas, se abrigaban con un poncho y un sombrero. Cuando llegó una fábrica textil, los hombres usaban ternos oscuros y las mujeres los centros (faldas negras y azules) con blusas de colores pasteles. En esta comparsa, las mujeres bailarán con los medianos, que son canastos que llevan frutas, pan, pollo, cuy, papas, choclos y otros alimentos, para recrear la costumbre de los abuelos, dice Verónica, quien recuerda cómo ellos llevaban esos alimentos para compartirlos al final del desfile. Los jóvenes que participan de este grupo de danza están contentos de rescatar tradiciones de Amaguaña.
Por eso, ahora quieren aprender de las pocas mujeres de la zona que todavía bordan su propia ropa, para que esa tradición viva. “El Corso de las Flores y Serpentinas de Amaguaña es un lugar abierto, donde podemos dar a conocer las tradiciones que tenemos en el barrio y en la parroquia”, dice Verónica. También se formó en Amaguaña una orquesta que ha rescatado ritmos y canciones autóctonas de la parroquia. Con el paso de las décadas, ese desfile se transformó en una gran fiesta que suma 12 actividades, entre desfiles diurnos y nocturnos y conciertos. Mañana, a las 13:00, se iniciará el desfile y festival artístico Yumbo Carnaval Chillo Jijón y el domingo habrá una misa campal, a las 08:00, en el parque Central. El Pase del Niño será el martes, de 07:00 a 10:00.
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